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Mostrando entradas de enero, 2011

La misión. Fin.

El sargento parte con presteza hacía la batalla de nuevo. Capitán: Al fin y al cabo alguien tiene que arreglar la situación, no esperarán en el alto mando que provoque la guerra y encima tenga que solucionar la papeleta. Soldado: Por no hablar de la deuda. Capitán: (Acercándose al soldado) ¡Soldado! No permitiré otra insubordinación de ese tipo, quizás algún piropo, ¡pero nunca otro comentario como ese! Soldado: A sus órdenes mi capitán. Capitán: Además… yo no tengo la culpa de esta situación, acudí al banco para cambiar los muebles de la cocina y cuando me di cuenta estaba metido en una hipoteca para invadir un país. Cabo: ¡Señor! Parece que el sargento regresa. El sargento vuelve de la batalla sin los dos brazos. Sargento: ¡Señor! He encontrado algo de hostilidad. Soldado: (con ironía) Pues no sé a qué se referirá… Capitán: ¡Sargento! ¿Queda enemigo con vida? Sargento: Alguno queda… Señor. Capitán: Pues salga ahí fuera y acabe con esta guerra. Sargento: ¡S

La misión. Penúltimo episodio.

Ramón L´Argent: Sinceramente no entiendo la naturaleza de los militares, tenéis la cuña de la guerra en vuestros ojos. Capitán: Son conflictos diferentes, en la guerra pierdes la materia de tu ser, ustedes separan la humanidad del ser humano y la venden en pequeños paquetes con un 3% de interés. Nunca he matado a nadie, y estoy dispuesto a asesinar para demostrar lo contrario. Sargento: Están todas las felicitaciones. ¿Qué hacemos? Capitán: Vaya... el protocolo ha fallado... En la escuela de oficiales solo me enseñaron a seguir el dichoso método. Mil veces propuse una reforma del procedimiento, ¡pero no me escucharon! ¡Loco!, así me llamaban por querer establecer una guía con mayor utilidad y unos uniformes a juego con el color de mis ojos, pero no... No me hicieron caso y ahora nos vemos en esta situación. Cabo: ¡Capitán! Parece que hay movimiento en las tropas enemigas, el enemigo avanza. Capitán: ¿Por dónde vienen? Cabo: Están a unos doscientos metros, no, perdón,

La misión. Episodio cinco.

Capitán: Eso no es suficiente, necesitamos algo más contundente. Ramón L´Argent: Hagan lo que quieran, pero la deuda tiene que ser abonada. Sargento: Entonces tendremos que seguir invadiendo capitán. Capitán: Déjeme pensar… Primero hay que finiquitar esta guerra, y después valoraremos algún territorio, digo… la situación. ¿Dónde están los abogados? Sargento: No se preocupe capitán, parece que se han encontrado con Satanás en las trincheras y andan reclamándole algo. Capitán: Entiendo… ¿y a cuánto asciende la deuda señor L´Argent? Ramón L´Argent se acerca al capitán y le susurra la cantidad al oído. Capitán: ¡Demonios! Soldado: Andan fuera discutiendo. Capitán: Para llegar a esa suma tendremos que invadir algún país con petróleo. Cabo: Tampoco tenemos mantequilla para el desayuno. Capitán: Bueno, también invadiremos Suiza. Sargento: Capitán, ¡mi capitán! ¿Seguiremos el protocolo oficial para invasiones? Capitán: Exacto S

La misión. Episodio cuatro.

Capitán: ¿¡Pero qué me dice!? Cabo: Dice que viene a embargar la guerra. Capitán: Ya lo sé cabo… Es una pregunta retórica… Ramón L´Argent: Permítame que me presente, mi nombre es Ramón, Ramón L´Argent. Cabo: (susurrando a la oreja del capitán) Creo que se llama Ramón… Capitán: Y dígame señor L´Argent… ¿Qué es eso del embargo? Cabo: Pue- Capitán: ¡He dicho señor L´Argent! Ramón L´Argent: Pues resulta que adeuda el pago íntegro del importe total del precio final de la deuda correspondiente del dinero adeudado de los jurdeles, pesos, euros, dólares, boniatos o pavos afines a la venta del material bélico, así como el importe de varias viandas del restaurante chino de la frontera, unos calentadores para las piernas y la devolución de la vajilla ofertada con el crédito hipotecario. Cabo: ¿Una bajilla? Solo quedamos cuatro hombres en la misión. Capitán: ¡Vajilla! ¡Vajilla Cabo! ¡Vajilla con v de boniato Cabo! Perdone su incultura señor L´A

La misión. Tercera parte.

Sargento: ¡A sus órdenes capitán!, ¡gracias capitán! Capitán: Venga muchacho, ¡acaba con ellos! ¡Qué pundonor! Soldado: Me recuerda a mí cuando tenía pundonor… lástima que me lo dejase en los calzoncillos del día anterior. El sargento parte en pos de la victoria a través de una pared derruida. Cabo: Capitán, mi capitán. Capitán: Dígame cabo. Cabo: Inteligencia me informa señor. Capitán: ¿De qué le informa cabo? Cabo: Perdón, olvidé leer el mensaje. Capitán: Pues hágalo cabo. Cabo: Claro señor. “ Ocho huevos” . Capitán: ¡Lo sabía! ¡¡Paren la tortilla!! El sargento vuelve de la lucha. Sargento: ¡Capitán! Capitán: Sargento… ¿Ha acabado con el enemigo? Sargento: No señor. Capitán: ¿Y eso? Sargento: Muy simple señor, si lo hubiese hecho le habría dicho: Sí señor. Cabo: ¡Capitán! Capitán: Dígame cabo. Cabo: Inteligencia me informa señor. Capitán: ¿De qué le informa cabo? Cabo: Perdón,